21/9/15

La libertad dentro de la relación de pareja


La libertad dentro de la relación de pareja

elperuano.com.pe

Cuando una persona decide iniciar una relación de pareja seria debe aprender a aceptar que, en parte, algo de su libertad individual se verá disminuida. Es decir, antes la persona solo cuidaba de ella, debía velar por ella misma y podía manejar sus horarios y rutinas a voluntad. En otras palabras, no debía ‘rendir cuentas’ a nadie más que a ella, sobre todo si vivía solo o sola.

Pero al formar pareja y aceptar un compromiso, las personas esperan que el compañero (a) le consulte ciertas acciones, coordinen ciertos movimientos, programen algunas actividades y decidan cosas juntos. Es en este sentido que debemos aceptar que absolutamente libre ‘ya no soy’ al tener una pareja. No puedo hacer y deshacer a mi sola voluntad, por eso se habla de amor maduro y de amores inmaduros o seudoamores.

Este compartir, este estar con otro (a) y hacer planes juntos puede ser una opción válida para muchas personas que se sienten de esa manera unidas, acompañadas e importantes, así como consideradas y amadas.

Ahora bien, ¿cuál es el límite? ¿Qué pasa cuando nos sentimos asfixiados (as) por la pareja? Cuando muchas o todas de las actividades que solía hacer sin él (ella) ya no puedo hacerlas tranquilamente porque la otra persona lo impide, lo critica o lo desvaloriza. Esto es motivo de queja en muchos consultorios psicológicos de atención a parejas.

No hay una receta perfecta ni única pero debemos recordar que la pareja no es propiedad nuestra y que paradójicamente lo que mantiene el deseo por estar junto a alguien es que no estamos todo el tiempo con él o ella.

Es un ir y regresar, un moverse dentro de ambos aspectos (compañía e individualidad) como en un péndulo. Esto no significa que debamos alejarnos, abandonar o escapar todo el tiempo, pues eso sería una seudorrelación.

Hablamos de estar juntos, pero respetar momentos donde debo aceptar que el otro ahí no me necesita, aceptar que no le soy suficiente y eso no significa que no me ame ni me considere, sino más bien que son esos momentos donde él o ella estarán ocupados o entretenidos en esos otros aspectos que son importantes para él (ella) también (deporte, estudio, trabajo, amigos).

Las parejas damos un paso en falso cuando asumimos que ella o él me debe avisar cada cosa que hace, cada lugar al que va y buscar cada minuto que está libre. Ahí es cuando “nos sentimos asfixiados”. Se requiere comunicar nuestras necesidades, llegar a acuerdos, ser equitativos y, claro, tener espacios (y que se respeten) para estar juntos y tratar de pasarla bien en actividades donde se compartan intereses comunes.

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